domingo, 25 de septiembre de 2011

EL SASTRECILLO VALIENTE.


Érase una vez un sastrecillo que cosía afanosamente, y de tanto en tanto le daba un mordisco a una deliciosa manzana. El dulce aroma empezó a atraer a las moscas y pronto hubo un enjambre zumbando a su alrededor. El sastrecillo tomó un trapo y lo descargó sobre la manzana. Al levantarlo descubrió que había matado no a una ni a dos sino a siete moscas. "¡Vaya, vaya!", dijo para sí. "¡Qué bueno soy! El mundo entero debe saber de lo que soy capaz". 

LOS AUTORES 



Arnica Esterl
Nació en 1933, en La Haya.
Estudió germanística y filosofía friesisch. 
Empezó contando cuentos a sus hijos,
y se convirtió en una cuentacuentos.


Andrej Dugin
Nació en Moscú en 1955.
Fue maestro en la Escuela de Arte Krasnopenskaya
y en el Instituto de Artes Surikov. Trabaja como ilustrador 
para diversas editoriales y revistas rusas.

Carrera profesional: 
• Desde 1979, pintor e ilustrador profesional. 
• Desde 1989 trabaja con Olga Dugina en proyectos de JF Schreiber Verlag Esslingen, 
Alemania. Conocido bajo el sello Esslinger. 
• Desde 2000 profesor en la Escuela de Arte de Stuttgart (Freie Kunstschule Stuttgart). 
• 2002-2003 Artista conceptual para la película "Harry Potter y el prisionero de 
Azkaban "
 de Warner Bros.

• Desde 2005 trabajando en el proyecto de "Hamlet" de Kindermann Verlag Berlin.

Vive y trabaja en Alemania desde 1989, junto con su esposa Olga. 





Olga Kotikova de Dugina
Nació en 1964 en Moscú, se graduó en el Colegio
de Artes de Moscú en 1998 y trabajó como diseñadora 
para una revista, un cine y como ilustradora en la Casa Editorial Laduga.
Se casó con Andrej Dugin en 1987.

Carrera profesional: 
• 1981-1982 Estudio y trabajo como secretaria en la Escuela de Arte Krasnopresnenskaya. 
• 1982-1983 Dibujo trabajo en la oficina de diseño arquitectónico de Gossno en Moscú. 
• 1985 Diseño de trabajo en el cine Kuntsero en Moscú. 
• 1988-1990 del diseñador de la revista Energija en Moscú. 
• 1989-1990 Colaboración con la editorial Raduga.
• Desde 1989 trabaja con Andrej Dugin en proyectos de JF Schreiber, 
Esslingen, Alemania, conocido bajo el sello Esslinger. 
• Desde 2002 como profesora en la Escuela de Arte de Stuttgart (Freie Kunstschule Stuttgart).
• 2002-2003 Artista conceptual para la película "Harry Potter y el prisionero de 
Azkaban "
 de Warner Bros.


El matrimonio fueron los elegidos para ilustrar el cuento 
escrito por Madona "Las aventuras de ABDI".

En una entrevista reconocen que cada ilustración de este cuento 
les llevaba entre un mes y medio a cuatro meses para completar una imagen.

A continuación os dejo con un clásico de los cuentos para niños:

"El Sastrecillo Valiente" 



















Como podéis haber comprobado su trabajo es muy meticuloso, muy cuidado…
Su mundo nos recuerda al de "Bruegel", sin duda inspirador de su obra.

Ellos seguirán trabajando como "enanos" para deleitarnos con próximas joyas como estas.



Técnicamente trabajan con acuarela, tempera y lápices de pastel, pos supuesto a un tamaño considerable.
  Espero subir otro maravilloso cuento, como este, en poco tiempo.

Horacio Diez

SADKO DE NOGOROV Y SU SALTERIO.


LOS CUENTOS RUSOS
Los cuentos rusos fueron a lo largo de mucho tiempo desconocidos o ignorados tanto en su país como en el resto del mundo. Quizás su utilización para otras artes sería el elemento dinamizador en su revalorización y difusión.

En Rusia, no serian apreciados hasta bien entrado el s. XIX. Eran considerados las 'historias del mujik' y no alcanzarían la ciudadanía literaria hasta que la intelectualidad se sintió interesada por el destino y los padecimientos del campesinado en estado de semi-esclavitud.


Algunos de ellos, como por ejemplo 'El Pájaro de Fuego', fueron transcritos a las grandes notas de la música universal, otros serian utilizados como base temática por los grandes pintores románticos rusos (en su mayor parte desconocidos en Occidente) y eso hizo que alcanzasen una cierta notoriedad, aunque casi nunca se les ha puesto en el mismo nivel que a sus semejantes de origen germano, francés o al  de 'Las 1001 noches'.



En el proceso de extraerlos de la tradición oral a la escrita hubo que buscarlos, reescribirlos y compilarlos. En esa gigantesca labor colaborarían muchos, aunque la historia nos ha legado como fundamentales sólo a unos pocos. Algunos fueron a las aldeas y realizaron trabajo de campo, mientras que otros hicieron adaptaciones literarias de cuentos ya conocidos.


Desde el punto de vista literario, sin duda debemos rendir tributo a Turgueniev y Pushkin. Igualmente y desde el punto de vista artístico, algunos pintores decimonónicos los adoptaron como temática al uso (basta con darse una vueltecita por el Hermitage para darse cuenta de ello). 


Ya en el s. XX, en los años 60, resurgió un renovado interés por este tipo de cuentos, adoptando en esta ocasión su análisis una vertiente que tenía más que ver con su substrato mítico y psicoanalítico que con lo puramente artístico.


Pero sería Alexandr Nikoláievich Afanásiev (1826-1871) el primero en plantearse de forma metódica su recuperación, consiguiendo con sus versiones llevarlos de forma ordenada y adecuada a sus lectores. Al esfuerzo por él realizado entre 1855 y 1863 seguirían otros muchos intentos con ribetes eslavófilos o simplemente reivindicativos de la cultura popular rusa.



Este enfoque pareció interesar al pensamiento izquierdista de los años 60-70 y por eso comenzaron a realizarse numerosas transcripciones en Occidente. A partir de ese momento la popularidad de Baba-Yaga y su mundo se iría incrementando constantemente.


Hemos escogido para abrir este capítulo el cuento llamado 'Sadko de Nogorov y su salterio', basado en un relato épico del s. XI. Su trama supone una especie de síntesis entre el pensamiento pagano de los primeros varegos y el pensamiento cristianizado del Imperio de Oriente. 

La popularidad del cuento 'Sadko de Nogorov y su salterio' en Rusia ha sido y es grande. Sería incorporado a los escenarios operísticos por el mismísimo Nicolai Rimsky-Korsakov, con libreto de Vladimir Belsky y del propio músico. El estreno de Sadko tuvo lugar en Moscú, el 26 de diciembre de 1897, gracias a una sociedad musical privada, y sus siete escenas constituyeron un éxito sin paliativos para su autor.

El contenido de la ópera romántica Sadkó se ha tomado en lo esencial de las diferentes variantes de la leyenda histórica de Sadkó, el comerciante rico, así como del cuento del rey del mar y de la sabia Vassilissa, algunos detalles del poema del Libro de las palomas y de la leyenda Tierenti, el comerciante.


El argumento, que en el poema épico se sitúa por lo general en los siglos XI y XII, en la ópera se traslada a un tiempo en parte mágico y en parte histórico, aproximadamente cuando el cristianismo comenzó a extenderse por Novgórod y la antigua fe pagana aún era influyente.

Este engarce, que supuso el éxito de Rusia como Imperio, le aporta también su mayor encanto. Las fuerzas personificadas de la naturaleza compiten con la santísima Virgen en un hermanamiento fascinante.



En este cuento se entrecruzan lo mítico y lo pagano con lo cristiano de una forma peculiar. Aunque la estructura básica se corresponde con un pensamiento posiblemente de origen vikingo-varego, en él se ha incorporado al anciano (en algunas versiones adopta el papel de San Nicolas) que salva a Sadko del enbrujo,  y de paso a los barcos y las ciudades costeras del embate de las olas.


En cuanto a lo gráfico, este cuento ha sido siempre de los más populares y ha tenido versiones de todo tipo, incluido un hermoso cuadro del Ilya Repin (1876) que utilizamos como encabezado  y numerosas ilustraciones de Viktor Vasnetsov.

En el aspecto literario, hemos realizado una adaptación propia, pues no terminaban de convencernos las existentes en el mercado hispano. En cuanto a lo gráfico, incorporamos como primicia en España las excelentes ilustraciones Popov, un artista prácticamente desconocido por estos pagos.

 'Sadko de Nogorov y su salterio' merece ser tratado como un clásico y las imágenes que lo ilustran no le van a la zaga en la búsqueda de una merecida revalorización  de este tipo de literatura.


Texto de Mauri. Ilustración de Popov.

SADKO DE NOGOROV Y SU SALTERIO.
Hubo una vez un músico en Nogorov llamado Sadko que se ganaba la vida tocando su salterio en los banquetes que organizaban los más ricos del lugar. El instrumentista vivía muy modestamente y aunque era feliz, en su corazón latía el anhelo de viajar y poder vivir aventuras más allá de los mares.

El curso de su vida no parecía que fuera a cambiar, y así hubiera sido si al Ángel que rige el destino de todos los seres humanos no se hubiera interpuesto en su camino. De improviso y sin razón aparente, los comerciantes que atendían a su sustento dejaron de llamarle para sus celebraciones.

Por más que Sadko intentó revertir la situación, todo resultó inútil. Tal pareciera que el estilo de su música había pasado de moda o, por lo menos, que a nadie ya le resultaba interesante. 


Profundamente deprimido, se dirigió a las orillas del lago Ilmen, donde a lo largo de un día y una noche toco la melodía más triste y melancólica que nadie hubiera escuchado jamás. En el amanecer del segundo día, una inmensa ola se elevó desde el fondo del lago y fue directamente hacia él. Sadko, asustado, escapó tan rápido como pudo y dio gracias por haberse salvado del extraño oleaje.

Pero a los tres días se repitió el fenómeno y,  en esta ocasión, Sadko pensó que no tenía nada que perder se mantuvo quieto esperando que la gigantesca ola terminara con sus penurias. Sin embargo, la ola se detuvo justo ante él, y de su interior salió el Señor del Lago. Se dirigió a él y le dijo:
-Tu música ha sido una fuente de enorme regocijo para todos los habitantes de estas aguas y es por ello que he decidido ofrecerte una recompensa. Escucha con cuidado y haz lo que te digo. Mañana recibirás una invitación para la mayor fiesta que se haya celebrado nunca en Nogorov. Mientras estés allí, todos los comerciantes han de presumir de algo. Cuando esto ocurra, haz tu lo mismo y alardea de que eres capaz de encontrar peces de oro en las aguas del lago. Se burlarán de ti y es entonces cuando deberás apostar  tu cabeza contra sus mercancías. Después de que ellos acepten, fabrica una red y échala tres veces al lago en su presencia. Cada vez que la recojas encontraras en su interior un pez de oro.

Sadko, todavía asombrado, regresó a Nogorov, donde todo lo anunciado comenzó a cumplirse sin tardanza. En efecto, fue invitado a la más importante celebración anual de la ciudad y a ella asistieron los más notables hombres de negocios y comerciantes de toda la zona.

Durante la fiesta, el vino y los licores corrían como el agua; llegó un momento en que los comerciantes cada vez más achispados comenzaron a presumir como pavos reales.  Éste de su fortuna, aquél de su vista para las mujeres y otros de su valentía. Sadko supo que aquel era el momento justo y les habló de los peces de oro del fondo del lago. Ante sus risas, puso su vida en juego y el trato fue firmado ante la más alta dignidad de la ciudad.

Cuando al día siguiente, acompañado por los comerciantes, Sadko arrojó la red al río y, en las tres ocasiones que la sacó de las aguas, en su interior había un pez de oro. Los que habían realizado la apuesta se vieron obligados a cumplirla y así Sadko, de la noche a la mañana, se convirtió en el hombre más rico de Nogorov.

En su nueva posición, el antiguo músico se unió al gremio de comerciantes y comenzó a realizar todos los sueños que su alma albergaba. Viajó más allá de las fronteras conocidas y amasó una enorme fortuna.  Se casó con la más bella muchacha de Nogorov y construyó una magnífica mansión de piedra blanca con cúpulas doradas.

En poco tiempo llegó a tener una flota de treinta barcos y su nombre comenzó a resonar más allá de las fronteras de Rusia. Sadko era por aquel entonces el hombre más feliz del mundo, hasta que un día...
De regreso de uno de sus viajes, con las bodegas del barco completamente cargadas de barriles de oro, la nave en que viajaba dejó de moverse. A pesar de que las velas ondeaban, el barco permanecía quieto, como si una mano invisible lo mantuviera anclado al fondo del mar.
Sadko se dio cuenta pronto de lo que ocurría y se dirigió a sus hombres diciendo:
- Durante muchos años hemos navegado por mares inciertos, sin rendir tributo al Rey del Mar, así que él mismo ha venido a cobrárselo en persona.
Ordenó arrojar los barriles de oro por la borda, pero todo resultó inútil. Entonces Sadko se volvió a dirigir a su tripulación con grave semblante:
- Mis valientes, está claro que el Señor del Mar desea un sacrificio humano, así que lo echaremos a suertes. Cada uno grabará su nombre en una astilla de madera, lo meteremos en una bolsa de arpillera. Extraeremos una y el nombre que salga será deberá ser abandonado en el mar para el beneficio del resto.

Sadko, que no había incluido su astilla en el sorteo, descubrió horrorizado que era su nombre el que aparecía grabado en la madera. Comprendió en ese momento que el Señor del Mar sólo le quería a él y decidió resignarse a su destino. 

Tras poner todos sus asuntos en orden con su hombre de mayor confianza, subió en una pequeña barquita y se alejó del barco mientras tocaba su salterio y recordaba entre lágrimas los extraordinarios episodios vividos a lo largo de su vida.

Cuando la barca se hubo alejado, el navío fue liberado de la  extraña maldición y pudo reemprender su marcha. Sadko entonces se quedó dormido y al despertar se encontró caminando por el fondo del mar. A lo lejos pudo observar un suntuoso palacio, adornado con todo tipo de riquezas y hacia allí se dirigió sin dudarlo. El Señor del Mar, sentado en su inmenso trono, parecía estar esperándole. Cuando estuvo cerca le dijo:
- Saludos Sadko, durante mucho tiempo has gozado de los mares sin pagar nada a cambio, ya es hora de hacer cuentas. Dicen que eres un excelente músico, así que te ordeno que toques para mi deleite.
Sin vislumbrar la más mínima posibilidad de escape, Sadko comenzó a tocar su salterio y el ritmo de la música satisfizo tanto al rey de los mares que se puso a danzar. Pero su baile produjo enormes olas que anegaron muelles y hundieron barcos en toda la costa, causando la muerte y la desgracia de muchas personas.
Sadko ignoraba todo aquello y ni siquiera sabía el tiempo que llevaba tocando cuando se le acercó un venerable anciano de pelo blanco quien, amablemente, le pidió que dejase de tocar. Sadko así lo hizo y le dijo que el hechizo del señor del palacio le tenía prisionero. Entonces, después de escuchar atentamente su historia, el anciano le aconsejó:
-Rompe las clavijas del salterio. Cuando el Señor del Mar se dé cuenta que no puedes seguir tocando, intentará buscar otro sistema para mantenerte en su poder. Te ofrecerá entonces en matrimonio a una de sus hijas. Ante ti pasarán doscientas doncellas, cuando lo hayan hecho aparecerá una doncella de negros cabellos. Ella debe de ser la elegida, pero, ¡Cuidado! no debes dormir con ella la noche de bodas. Si haces lo que te digo mañana mismo despertaras en Nogorov. Cuando regreses a la Santa Rusia, debes construir una iglesia en honor a la Virgen. Pero, por los males que has causado a otros, no podrás volver a cruzar los mares ni a tocar tu salterio.

Sadko decidió seguir las palabras del anciano al pie de la letra. Tras romper las cuerdas de sus salterio, apareció el Señor del Mar que le ofreció en matrimonio a una de sus hijas. Una vez Sadko hubo elegido se organizó un esplendido banquete y, cuando la nueva pareja se retiró, Sadko ni siquiera tocó a la muchacha. Al rato cayó en un profundo sueño y despertó a orillas del rio Chernava, justo a tiempo para ver llegar sus barcos al puerto de Nogorov.

Los hombres de Sadko no salían de su asombro al verle, pues le creían muerto en las más oscuras profundidades del mar. La extraña aventura fue celebrada por todo Nogorov durante más de una semana.
Sadko cumplió la promesa de construir una hermosa iglesia a la santísima Virgen, rogó a Dios para que sus pecados le fueran perdonados y nunca más volvió a viajar por mar ni tocar su salterio.

El resto de sus días fueron dichosos, pero en ocasiones sentía una profunda melancolía, pues las dos cosas que más había amado a lo largo de su vida le habían sido prohibidas para siempre.

Horacio Diez